Por otro lado, pensemos que la mujer es una religiosa. No falta a la sinagoga y hace buenas obras. Da limosnas y cumple con todas sus obligaciones. Eso no implica que conozca a Jesús. De hecho, al igual que en el caso anterior, se queda paralizada el día que lo ve cara a cara. Muchas nos consideramos “buenas”. Procuramos vivir conforme a lo que la moral dicta y no agredimos a nadie. Sin embargo, nuestros esfuerzos no nos acercan a Dios ni nos traen paz. ¿Por qué? Porque la gracia, precisamente, es
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